Amo a los perros. Algunas personas me han dicho que lo mío es enfermedad y puede que tengan razón. Mi único consuelo es que esta enfermedad parece ser genética, pues a mi madre también le encantan... en casa tenemos 7.
La de la foto es Friida quien es muy especial para mi. Apareció en nuestras vidas hace casi 4 años, una tarde en la que un coche le dió un empujón y se asustó tanto que se metió a casa de una vecina y se arrinconó debajo de un coche.
La adoptamos y se convirtió en la sexta de la familia canina. Es bien abusada y cariñosa, pero, hace unos meses le ocurrió algo que puso en tela de juicio nuestro “humanitarismo”. Friida padeció una enfermedad no muy conocida: Degeneración Repentina de la Retina (SARDS por sus siglas en inglés)... perdió la vista, y ya no tiene cura.
SARDS es una enfermedad relativamente nueva que ataca a los perros, principalmente hembras, entre los meses de noviembre y marzo, es muy rápida, pero si se detecta a tiempo hay posibilidades de tratamiento. Por favor, no olviden llevar con el doctor a sus perros para que les haga de vez en cuando un chequeo completo.
El proceso de adaptación para Frida ha sido muy dificil y doloroso. Se ha vuelto muy sedentaria, dependiente, come mucho por nervios y está muy obesa, lo cual le ocasiona problemas para moverse y respirar. Hemos aprendido a dirigirla con la voz y a explicarle todo lo que ya no puede ver: puertas, escalones, obstáculos, etc.
Algunas noches la he visto soñando y moviendo las patitas como si estuviera corriendo. Todas las tardes cuando regreso del trabajo, es la primera que sale a recibirme y me pide que la apapache, en casa es ella la que me acompaña todo el tiempo. Frida ahora sólo nos puede ver con el corazón.
Mi mamá y yo hemos hablado muchas veces de la situación de Frida y su calidad de vida... y es algo que nos parte el alma cada vez que pensamos en las posibilidades.
La imagen de arriba dice mucho más de lo que yo quisiera decir.
Siempre he dicho que todos los niños y todos los perros de este planeta deberían ser felices y no sufrir nunca...
Actualización Agosto 2007
Frii es simplemente sorprendente, a un año de haber perdido la vista, el panorama es tan diferente. Su oido se ha agudizado y es un radar, difícilmente se adivina que sus ojos ojos no ven. Hay veces, que sale ¡corriendo! junto con mi pequeña jauría. Ahora llego noche a casa, pero eso a ella no le importa, me sigue esperando y exige que subamos pronto al estudio, para estar junto a mi, ella en su sillón y yo en la computadora.
¿Saben? Desde que se quedó ciega no hay obstáculos que la detengan, llega hasta donde se propone, se le percibe feliz, más cariñosa, y completamente confiada en el amor que le tenemos.