viernes, enero 02, 2009

Soñé que soñaba...


Soñé a una mujer que soñaba una historia… y deseaba contarla a quien la escuchara.
Habla palabras al viento:


“Una niña pequeña y solitaria pide al cielo que le de un trenecito… Tiene tantas ganas de verlo correr por su tierra amada, bajo el cielo azul irreal. Quiere construirle pequeñas vías subiendo y bajando las colinas secas, polvosas, que sólo el viento roza. Lo quiere ver pasar entre las ramas secas del árbol viejo… ¡que importa que el sol abrase a la niña y al tren en el desierto!“


La mujer calla. Silencio, solo silencio. Congela la imagen, pausa la historia. El corazón en alerta espera la voz muda, una señal.


Cronos en los sueños es tan embustero como en la realidad. Pudieron pasar horas, o sólo un par de minutos; finalmente, otra mujer, que no es más que ella misma, responde a la distancia con una pregunta…


“¿dime que sucedió, tuvo su tren la niña?”


El corazón de la soñadora se alegra al recibir respuesta, negándose a creer que le habla su propia necesidad, quizás no está tan sola.


(se) Responde:


“La niña caminó de regreso a casa, atravesando un atardecer hermoso pero opaco, esperando encontrar el trenecito en su camino… Antes del anochecer, encontró una rana, a la que miró largamente antes de tomarla en sus manos.”


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