viernes, febrero 27, 2009

Llueve en Hojas

Sentada en el campo, ella, un tanto desgarbada, con un viejo libro abierto, recargado en su regazo. Sus ojos se pasean por las letras ceñidas en el papel, líneas atadas palabra tras palabra.

Da vuelta a la página en un reflejo automático, recorre de izquierda a derecha, su rostro no refleja ninguna emoción, pasa el tiempo martillando con su mirada cada episodio.

Una suave brisa le hace sostener la página que estuvo a punto de virar antes de tiempo. No levanta la mirada, continua su lectura, absorta; pero hace rato que ya no está leyendo en realidad.

Una ventisca firme en su intención, desabotona un raudal de hojas matizadas con ocre; le llueven encima.

Levanta la mirada del libro. Mira el paisaje ¡tan hermoso y claro! que necesita entrecerrar los ojos para enfocar luz, colores y siluetas.

El batir pausado y constante en su pecho se hace arrítmico.

Algo en sus oídos se reactiva, aumenta en intensidad, cada movimiento se hace audible vuelve a escuchar. Los pájaros trinan ¿cantarán o hablarán a sus espaldas?

Entre las hojas se filtran algunos rayos de sol que le tocan la piel, le acarician con calidez, tiembla. Olfatea, esencias manifiestas, hierba, frutas, tierra, humedad, viento nuevo.

Sobre ella más hojas caen; entonces, aún asombrada por el resplandor del día, con lentitud gira, levanta la mirada: un árbol magnífico, frondoso, balanceándose con suavidad, cadencioso, agita sus extremidades y parece ¡tan vivo! Le invita a levantarse, a andar.

Su propio corazón se lo dice: ella también está viva.



Photo By Marie Pain - Feb. 6, 2009