lunes, julio 30, 2007

...Caca


Verán… lo pensé mucho antes de escribir este blog. Y es que el tema no es muy ortodoxo, sin embargo, estoy segura que todos lo conocen bien y que alguna vez han caído en él.

Desde hace algunas semanas, me he percatado que las conversaciones con mis amistades allegadas, en algún momento, tocan el tema de la caca. (¡ni modo, las cosas como son!)

Yo no sé que tan común sea, pero por alguna razón que todavía no entiendo (psicólogos y filosofos se solicita su opinión, seguro Freud tiene varias respuestas), con demasiada frecuencia acabo/acabamos platicando de la natural necesidad fisiológica que es defecar y, por supuesto, todo lo que en su entorno se desarrolla.

No voy a entrar en detalles, además, ni falta hace por que a todos "nos han platicado" de malestares estomacales que gimen a media junta de trabajo, fugas inesperadas de gases tóxicos que invaden los espacios menos adecuados, sanitarios de acústica impresionante, ausencia de papel sanitario, incómodos residuos, descubrimientos bestiales en inodoros públicos, etc, etc, etc.

¿y que me dicen de las actividades adicionales como son la lectura, “el tabaquismo”, la meditación, o el manicure entre otras?

La cuestión es que sin duda es una necesidad y en muchismas ocasiones un alivio que nos hace sentir ligeros.

Una disculpa si por ahí se coló un lector hipersensible, de ninguna manera es mi intención herir susceptibilidades. Ni pretendo que sientan que los estoy improvisando como terapeutas (¿o si?), pero en verdad me gustaría saber sus opiniones y comentarios acerca de "la caca en el entorno social del ser humano".

Por cierto, aquí debo forzosamente abrir un espacio para mencionar la valiosa aportación de un talentosísimo músico-filosofo-loco amigo mío, quien ha enriquecido el siguiente análisis. Asi pues, de manera virtual, cedo unas lìneas de este humilde blog al Mtro Mazo:

“Creo que hay pocos temas tan atinados para romper el hielo, sobre todo entre hombres con claras tendencias a la "cábula". El tan socorrido tema nos da una idea de cómo es la otra persona: "uno es lo que come", reza el proverbio, aunque esto no siempre sea cierto... (he tenido el disgusto de conocer gente muy méndiga, pero eso sí, que come muy sano)”

El Nutria´s Calling (llamado de la nutria) también puede prestarse para sacar (sin albur) una linda colección de expresiones que ya se presumen (también sin albur) clásicas:

- "voy a tirar al topo"
- "me voy a echar unos lodos"
- "si no llego se me cae la cartera"
- "voy a enseñar a nadar a la rata (o nutria)"
- "me voy a partir en dos"
-"voy a echar a un amigo de cabeza"
- "a cambiarle el agua a los frijoles"
-"Voy a descomer" etc

O hasta para embarrar al distraido:
- "Ora vengo, vas a tener un hermanito"

... la onda es que la "calabaza" será siempre un tema que tendremos presente nos guste o no; hasta los cuentos infantiles modernos como Shrek nos habla de la importancia del "mejor afuera que adentro" (sí, sí, ya sé que se habla de una flatulencia pero ya no quiero sacar más ejemplos a relucir)

Marie Pain, pues te dejo con un bello pensamiento de gran valor literario:

"No hay placer más exquisito que cagar bien despacito,
ni placer más delicado que después de haber cagado"


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¿Un experto en la materia fecal no creen? Maestro Mazo! ¡eres grande! gracias por tu aportación!
En fin, espero sus comentarios!

jueves, julio 12, 2007

YO TENIA MEMORIA DE ELEFANTE

Antes me dedicaba a coleccionar todo tipo de datos, imágenes, recuerdos y montones de cosas en mi cabeza… y también en alguna parte de mi sistema sensible.


Por cierto, ¿alguien sabe donde se generan los sentimientos? Científicos han tratado de explicar que en el cerebro, el hipotalamo, por conexiones nerviosas, “chispazos” de electricidad y reacciones neuroquímicas . Los poetas y el público en general dicen que en el corazón, en el alma. Mi idea es que cada vez que tengo una emoción fuerte yo lo “siento” en las tripas.

En fin, volviendo a lo de la memoria, yo era capaz de recordar con bastante detalle muchas experiencias y cosas aprendidas a lo largo de mi vida; pero resulta que de unos años para acá, mis recuerdos se han diluido mucho.

Para alguien como yo que durante años no pude saltar algunas etapas; el olvido parecería algo muy sano, casi un alivio.

Las malas experiencias pueden irse mucho a … pues ¡al carajo! Total que más da ¡caput! ¡arrivedercci! ¡bye bye baby!

Sin embargo, me da una inmensa tristeza no poder revivir los buenos recuerdos con sus correspondientes apasionadas emociones.

Hoy alguien me recordó una tarde de manos entrelazadas… y ¿saben? Lo único que saltó en mi memoria fue una imagen difusa. ¡Ouch! Antes podía abrir un álbum (también el de mi cabeza, como dijeran los Aterciopelados) y transportarme con mucha claridad al momento.

Ahora, cuando abro el baúl de los recuerdos, que dicho sea de paso también puede ser una caja de Pandora, la mayoría de las veces sólo “tengo un vago sentimentalismo, dulce y triste pero viejo…” Ya no puedo recordar con nitidez ni revivir con intensidad el pre – durante – post de esas imágenes. En otras palabras, nostalgia de saber que mucho de lo que guardé era importante para mi.

¡Uff! Creo que finalmente fui hallada por la fórmula para vivir intensamente el HOY.